Por Jonas S.G.
Introducción
El fútbol actualmente ya no es como antiguamente. Hoy en día la preparación física de los fútbolistas es brutal, los fútbolistas son verdaderos atletas, además de poseer una increíble técnica y por su puesto ser unos grandes guaperas. Fuera del campo, los equipos utilizan big data para analizar sus propios equipos y a los rivales y tienen psicólogos para que los jugadores estén siempre motivados y gocen de una buena salud mental.
Antes vs. Ahora
Tampoco hay que remontarse mucho en el tiempo, todo el mundo recuerda aquellos míticos centrales de los 2000 que daban miedo: Pablo Alfaro, Javi Navarro, Ballesteros, David Navarro, etc. Aquellos centrales que o pasaba el balón o pasaba el jugador, las dos cosas no. Los mismos que saltaban a despejar el balón de cabeza, te metían el codo en el ojo, te ibas a casa con 7 puntos de sutura en la ceja y no te pedían ni perdón. Esos que con la pelota solo sabían poner el balón en el quinto anfiteatro si los delanteros les presionaban o dar un pase de 5 metros en el mejor de los casos. En eso consistía el oficio de ser central, un oficio más como carpintero o carnicero. Por cierto, a los porteros solo les bastaba con parar, nada florituras con los pies o cosas asi.

Hoy en día contamos con muy buenos centrales: Marc Bartra, Pau López, Eric García, Aymeric Laporte, Diego Llorente… Realmente son muy buenos jugadores de fútbol con muchísima calidad a la vez que tíos muy guapos. Tan guapos que ni se despeinan durante los 90 minutos, tan guapos que no hacen ni una falta en todo el partido. Es simplemente un oficio distinto.

Sinceramente pienso que los centrales cuantos más feos, mejor son, más contundentes y más miedo dan a los delanteros. Rudiger o Chielini son buenos ejemplos de ello.
A los porteros también se le exige que tengan calidad y jueguen la pelota con los pies, ya no solo basta con saber parar. Hay que saber jugar la pelota con criterio y dar pases al pie a 50 metros de distancia, incluso estando presionados. Incluso en categorías regionales jugando en patatales se les exige al portero que juegue el balón con criterio y no lo rife. Cualquier entrenador se piensa que tiene a Ter Stegen de portero. ¡Cuánto daño ha hecho Guardiola al fútbol!
También echo de menos aquellos presidentes que se metían en tremendos berenjenales o se liaban a mamporros entre ellos a las primeras de cambio. Definitivamente, nada ha vuelto a ser igual. Me acuerdo perfectamente de don Vicente Boluda, presidente del Real Madrid por menos de 5 meses en el año 2009, quien justo un día antes de enfrentarse al Liverpool en eliminatoria de octavos de final de Champions League se vino arriba y afirmo: «aquí ganaremos 3-0 y allí les vamos a chorrear». Al día siguiente el Real Madrid perdió 4-0 y él siempre será recordado por esas palabras. También fueron memorables las palabras de don Jose Maria del Nido, presidente del Sevilla fútbol Club desde 2002 al 2013, antes de la vuelta de semifinales de Copa del Rey de 2009: “nos vamos a comer al león, de la melena a la cola” además de: “a mí que juegue Llorente me da igual, no hay ningún vasco tranquilo sabiendo que juega Kanouté”.
El Athletic de Bilbao tenía que remontar el 2-0 de la ida, lo cual parecía bastante improbable de que ocurriera. Sin embargo, el Athletic dio la vuelta a la eliminatoria en 36 minutos, para acabar imponiéndose por 3-0 al Sevilla. Como no podia ser de otra forma, la afición de San Mamés le acabaría dedicando un cariñoso cántico a don Jose María del Nido: “¡cómeme el rabo, Del Nido cómeme el rabo!”. Tampoco me gustaría olvidarme de grandes personalidades como: Jesús Gil, Jose María Caneda, Joan Gaspar, Maria Teresa Rivero o Manuel Ruiz de Lopera. Ellos eran presidentes de los de antes, aquellos que seguían sus propias reglas y que hoy en día hacen que miremos al pasado con cierta nostalgia. Los presidentes ya no molan tanto,suelen ser muchos más comedidos y discretos.
En lo personal, recuerdo cuando empece a jugar en el equipo de mi pueblo con 8 añitos e íbamos a jugar por los campos de la comarca del Campo de Gibraltar en la provincia de Cádiz. Muchos de esos campos eran del albero o prácticamente cemento amarillo, ese material que si te caías o te tirabas en él, te ibas a tu casa con la rodilla completamente pelada. Esos mismos campos de albero iban generalmente acompañados de los famosos balones Mikasa, aún me pregunto cómo estaban esos balones permitidos. Eran auténticas piedras solamente aptas para rematar de cabeza para los más valientes del lugar. Mención aparte para mis primeras botas de fútbol: unas Marco. Tenían 0 detalles y más básicas no podían ser, pero que más contento iba yo con ellas puestas, al final le cogías hasta cariño. El tema de botas ha evolucionado muchísimo, hoy en día todos los jugadores tienes botas muy sofisticadas y coloridas. Por otra parte, en aquella época era relativamente normal insultar a los árbitros por parte de los padres, familiares o entrenadores. Afortunadamente, todo no ha cambiado para peor.


Conclusión
Definitivamente, nada volverá a ser como antes. Aunque en los tiempos pasados todo era más simple y puede que fuéramos incluso más felices. Sin embargo, también hemos experimentados pequeños avances en distintos aspectos, por ejemplo, existe menos violencia, más respeto por los demás y civismo, lo cual es un motivo de peso para alegrarse.
De esta manera y teniendo en cuenta la etapa que nos toca vivir, para mí lo ideal sería intentar mantener la espontaneidad de antaño, así como la simpleza de las cosas sin dejar de adaptarse a los nuevos tiempos y seguir dando pasos para un fútbol donde el respeto y civismo sean los ejes por los que continúe girando todo lo que rodee al deporte. Aunque está claro que un poquito de salsita y rivalidad sana siempre será bienvenida en tanto que sea respetando y sin menospreciar.
